Un lugar encantado donde ellos nunca puedan llegar o donde transiten eternamente sin darse cuenta.

La vida silabeando.

-Exactamente, ¿Cuándo perdiste la cabeza? - Mmm, hace 3 meses. Una mañana me levante casado con una piña....¡Un espanto de piña! Ah.... pero yo la quería.



miércoles, 2 de junio de 2010

Lluvia..

Miré al cielo al tiempo que aceleraba el paso. Si esta era la típica tormenta de verano, tardaría menos de media hora en desaparecer. Llegue al poco rato e instantáneamente aspiré con toda la profundidad que permiten unos pulmones humanos. Sonreí drogada. Me encanta el olor a hierba mojada. Me encanta el sabor amargo de una gota entre mis labios, la calma que se respira, el sonido hipnótico de la lluvia al caer.
El olor a Verde. Me encanta el olor a Verde. Me aleje del bullicio de gente que corría de un lado a otro huyendo de la lluvia, (creo que nunca entenderé esa reacción de la gente, ¿Por qué huyen? Es solo agua) y me dirigí a Mi sitio. En realidad, Nuestro, más bien tuyo. Pero bueno, no creo que te importe que lo siga usando. Me senté cómodamente sobre la hierba y me dispuse a buscar algo interesante. Alguien interesante. Pasee la mirada distraída entre la serie de rostros que se iban sobreponiendo encima de las imágenes diluidas que quedaban de las caras de los que acababan de pasar. Y entonces apareciste tú.
Eras tan normal, tan típico, tan… corriente. Y supongo que eso fue lo que llamó mi atención la primera vez que nos conocimos. Que no fueses diferente. Hay tanta gente que lo es, que en mi opinión el hecho de serlo ya es algo común. Tarde poco tiempo en darme cuenta de quien eras. Te hubiera reconocido en cualquier parte, la verdad. No hizo falta ni que me mirases. Sabía como lo harías. Directamente a los ojos, como siempre.

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